Es curioso. Como médica y un poco música (muy poco, la verdad), siempre he pensado que la música me ha enseñado algunas cosas muy útiles para mi «ser médica». Entre otras, he aprendido el verdadero sentido de la expresión «trabajo en equipo». Si una orquesta o una banda de música tuviera el sentido de equipo de la mayoría de los EAP (equipos de atención primaria) no podríamos siquiera oír un pasodoble decente.
Aunque no podemos pedir a todos los estudiantes de medicina que estudien música para poder adquirir algunas de esas cualidades que nos vendrían bien, sí que podemos aprender mucho del modo en que los músicos aprenden y viven su profesión. O al menos es lo que nos cuenta Frank Davidoff en un artículo publicado en Annals of Internal Medicine en 2011, que he conocido gracias al twitter de Danielle Offri (internista y escritora). Todo un ejemplo de lo que las Artes pueden aportar a la Medicina si les permitimos entrar en nuestro mundo.
En resumen, Davidoff nos cuenta que hay varias lecciones (moralejas) que la música nos puede aportar. En resumen:
- La medicina es una cuestión de interpretación (de actuación en tiempo real), como la música. Este aspecto se ha obviado a lo largo del tiempo, dando preeminencia al aspecto de conocimiento científico y teórico.
- La música se aprende mediante entrenamiento («coaching»), la medicina también se podría beneficiar de un sistema de aprendizaje más basado en el entrenamiento que en el simple aprendizaje. El entrenamiento requiere práctica continua.
- Estrellato: sólo unos pocos (músic@s/medic@s) alcanzan el estrellato, las orquestas, las bandas, y los equipos sanitarios se sostienen sobre buenos profesionales normales. Los mejores profesores no suelen ser las estrellas.
- Talento: ser un gran músic@ es cuestión de estudio y experiencia, más que de talento. Pero hay habilidades básicas que no pueden ser enseñadas. Tal vez deberíamos aprender a seleccionar los estudiantes de medicina con determinadas habilidades.
- Tiempo: ninguna profesión práctica se aprende en poco tiempo. Es necesario dedicar mucho tiempo a la práctica para ser bueno. Los sistemas de aprendizaje abreviado pueden suponer riesgos.
- Arte: hay algo más que conocimiento técnico en la práctica.
- Práctica: incluso tras alcanzar la categoría de profesionales, l@s músic@s continúan practicando y estudiando, e incluso acudiendo a clase. ¿Qué pasa con la formación continuada de los médicos? Aquí hay mucho para reflexionar.
- Trabajo en equipo: lo dicho.
- Repertorio: hay que tener un repertorio básico de habilidades pero hay que ser capaces de adaptarlos a la realidad concreta de un paciente en un contexto concreto.
- Especialización: cada músic@ se especializa en un instrumento. Pero tenemos también la necesidad de tener directores de orquesta, que tienen que estar familiarizados con todos los instrumentos y conocer las partituras de todos para conseguir un resultado perfecto (¿Quienes creeis que deberían ser los directores de orquesta en nuestro sistema sanitario?).
Hay mucho más en este texto, así que, para ponerlo a disposición de todos, lo he traducido y os lo inserto más abajo.
Utilizando las palabras finales del artículo, que cita un dicho popular entre l@s music@s: «eres tan bueno como tu última actuación«. Y los que estéis enamorados a la vez de la medicina y la música pueden estar muy interesados en el siguiente blog: Medicina y Melodía (un blog sobre humanidades, medicina y música, que disfruto leyendo con frecuencia)
Haz clic para acceder a LECCIONES-de-musica-para-medicos-traducido-Ann-Int-Med-2011.pdf