En las últimas semanas varios pacientes se han despedido de la consulta con una frase impactante, al menos para mí, “gracias por escucharme”. En mi frustación por no poder ofrecer nada, es decir, no poder dar tratamientos contra el paro, los problemas familiares, la cuasi explotación laboral, la deseperanza, al fin y al cabo, no había caído en la cuenta de que todavía podía ofrecer “la escucha” y que ese es un recurso terapéutico que muchos pacientes (y desgraciadamente también muchos médic@s) creen que no está incuido en la cartera de servicios del SNS.
Así que, en relación con la entrada sobre lo que la música aporta a la medicina, hoy voy a divagar sobre la escucha. En música, escuchar no es un añadido. Si no pones las orejas y todos los sentidos, no puedes nunca afinar y tocar correctamente. Todo tu ser tiene que estar concentrado en lo que haces. No basta con leer la partitura, hay que entregarse a ella. Y escuchar es el requisito básico. Escuchas tu instrumento, si la nota que sale tiene el tono, el timbre y la fuerza requerida en la partitura. Pero también escuchas a los demás, para que la afinación sea perfecta tienes que ajustar el sonido, así todo suena perfectamente armonizado. Pero todo comienza en las orejas, escuchar, continua en el cerebro, pensar, sigue en las manos, actuar.
No es dificil entrar en Pubmed y buscar con el término “listening”. Aunque la mayoría de lo que aparece tiene relación con el órgano de la audición y sus enfermedades, también se pueden encontrar pequeñas perlas que hablan de la importancia del acto de “escuchar”. Por ejemplo, Jagosh et al, nos presentan un estudio cualitativo sobre La importancia de la escucha del médico desde la perspectiva de los pacientes: mejorando el diagnóstico, la curación y la relación médico-paciente. Continuar leyendo “Escuchar, escuchar, escuchar…para ser médic@”