Música y Medicina, Medicina y Música

Cada oportunidad, en estos 3 últimos años, que me encuentro con la Orquesta Médica Ibérica, en este especial encuentro, tan diferente del de un congreso al uso, se me despiertan múltiples reflexiones.

¿En qué se parecen la medicina y la música? O mejor, ¿en qué se parece la práctica de la medicina y de la música? Una compañera, especialista en digestivo, me comentó una vez que tenía una teoría. Era más fácil enseñar a hacer colonoscopias a un residente que tocaba un instrumento musical que a uno que no. Creí que ese aprendizaje que requiere mirar a un lado, procesar una información y mover las manos sin mirarlas en movimientos finos y precisos, ya los tenia adquirido el músico. Ahí hay un proyecto de investigación interesante.

Mi reflexión va por otro lado. La práctica clínica se parece a la práctica musical en otros aspectos menos técnicos. En música no basta con tener la partitura, hay que interpretarla. La mejor partitura no es nada sin un buen músico que le proporcione el sonido. Y la misma partitura sonará diferente con diferentes músicos. Serán cambios pequeños, a veces sutiles, pero el sonido que recibe el oyente será diferente. Así que la música, como la medicina, no depende solo del conocimiento reflejado en el papel, requiere, en la misma medida, de una persona que la interpreta y la ponga al servicio del otro. Ambos son igualmente importantes.

El mejor conocimiento, recogido en los libros, los ordenadores, las bases de datos, no sirve de nada, sino tenemos a un buen profesional/interprete que lo ajuste al momento, al auditorio, al perfil del oyente, a sus habilidades, al momento ¿Cuánto tiempo dedicamos en nuestra formación pregraduada a aprender a ser? Es más, ¿cuál es la relación de tiempo dedicado a aprender de memoria los conocimientos y el dedicado a aprender a ponerlos en práctica? Tal vez haya que reducir un poco del primero para dedicar al segundo. Y tal vez haya que valorar ese aprendizaje del mismo modo que se valora el crucigrama en que se han convertido los exámenes.

La música requiere reconocer la partitura y al músico. Tal vez veamos, ya se ve, que la IA puede sustituir a una Orquestra y recrear el sonido, siempre el mismo, sin cambios, aplicado de igual manera en todas las ocasiones. Pero no será música, será tecnología. Del mismo modo, la medicina, ejercida como una cadena de montaje, en la que todo el mundo hace exactamente lo mismo, sin cambios, protocolos sin seres humanos, no adaptados al momento, a las dos personas a cada lado del a mesa.

Es eso en lo que más se parece la medicina a la música, en que las personas que la practican son al menos tan importantes como el conocimiento/partitura que interpretan. Uno no es nada sin el otro, relación mutua y recíproca. Que hace falta practicar cómo hacer “real”, físico, visible, audible, ese conocimiento/partitura para que exista. Y que ni siquiera eso es suficiente. Hay que adaptarlo al contexto, el usar, espacio y tiempo, y sobre todo al otro, al oyente, al paciente. Porque sin el otro no tiene sentido ni hacer música ni hacer medicina. Por supuesto, existe la práctica “egoísta” del hacerlo por mi propio placer, pero al final, son prácticas éticas, en las que el otro está presente, incluso cuando está ausente. Y la ausencia es una elección ética también.

En fin, reflexiones que se despiertan en la sala de ensayos…

El domingo 12 de mayo estuvimos en el Auditorio Nacional, Madrid.

Fue, como siempre, simplemente indescriptible.

Gracias por escuchar

Cuando empiezas la carrera de Medicina, incluso cuando avanzas por ella y cuando terminas y empiezas tu etapa profesional como residente, sueles pensar que el momento más emocionante como médica será aquel en que un paciente te agradezaca haberle salvado la vida. Porque en esa juventud profesional todavía piensas, crees (o te engañas pensando) que los médicos salvamos vidas. Y si eso es lo más grande que la sociedad puede conceder, el poder sobre la vida y la muerte, que antes solo tenían los dioses, cómo no van los pacientes a agradecernos cuando los rescatamos de las garras de la de la guadaña.

Pero creces y descubres que como mucho podrás alargar algunas vidas, pero salvar de la muerte…eso…es otra cuestión. Y entonces puede que tu profesión, tan admirada, pierda su mayor glamour y empieces a pensar que, total, todo es casi burocracia. Aterrizas, con mayor o menor acierto, en la humildad de saber que no puedes hacer demasiadas cosas, que no tienes los grandes poderes que algunos profesores ensalzaban en sus clases. Que como mucho alargas la vida de algunos y en el mejor de los casos mejoras la calidad de la vida de muchos.

Entonces, si tienes suerte, tienes la experiencia que yo he tenido esta semana en la consulta. Experiencia que rellena tus baterias y te hace amar esta profesión, que aleja cualquier arrepentimiento (como el de podía haberme puesto en la cola de matrícula de los de matemáticas, que no tienen tantos dilemas éticos). Y la experiencia es muy simple, y muy compleja a la vez. Es el momento en que una paciente te dice «gracias por escucharme, ahora estoy mejor». No has hecho nada (tangible al menos), no has curado sus múltiples achaques (porque no puedes), no le has dado un boleto de lotería ganador (ni lo tienes) ni un trabajo, ni has alejado a su marido alcohólico, ni has cubierto su soledad diaria, no has arreglado nada de su vida…ni siquiera has cambiado su medicación, solo has dejado el teclado, has puesto las manos en la mesa, has mirado y has puesto tu ser en escuchar la historia de una mujer. Son las palabras de agradecimiento más profundas que he recibido nunca, y no he hecho nada ¿o sí?

Gracias a los pacientes por hacerme mejor médica cada día. Gracias a los lectores por estimularme a escribir.

El ensayo…escribir para reflexionar…también en Medicina

Reflexiones a partir de “El ensayo como forma”, de Theodor W. Adorno, filósofo perteneciente a la Escuela de Frankfurt y uno de los críticos con el pensamiento de la modernidad, esto es, del pensamiento que surge a partir de la Ilustración.

Lo traigo aquí porque es una manera de ver como la filosofía nos invita a reflexionar sobre el mundo actual, nos proporciona instrumentos de reflexión (como es el formato del ensayo) y, a pesar de que no aparece ninguna mención a la medicina, es posible extraer reflexiones sobre la práctica médica y la ciencia médica, reflexiones que nos ayudan a crecer como profesionales. Adorno nos invita a escribir, en forma de ensayos, para reflexionar y hacer crecer nuestras ideas. Pero, por el momento, los ensayos no se publican muy bien en las revistas médicas. Tal vez, con el tiempo, las cosas cambien.

El texto que sigue es largo, son mis reflexiones sobre el texto de Adorno. Invito a todos a hacer el experimento de leer directamente el texto y dialogar con él, sacando sus propias ideas. El texto nos invita a ser crítico y a utilizar la escritura como herramienta de aprendizaje, algo que ya he comentado en relación con la Medicina Narrativa.

Uno de los temas recurrentes en el texto “El ensayo como forma” es la relación entre el ensayo como producto y los productos artísticos, así como también el valor del ensayo en cuanto a su posible relación con el arte. Continuar leyendo «El ensayo…escribir para reflexionar…también en Medicina»

¿Qué puede enseñar la música a la medicina?

Es curioso. Como médica y un poco música (muy poco, la verdad), siempre he pensado que la música me ha enseñado algunas cosas muy útiles para mi «ser médica». Entre otras, he aprendido el verdadero sentido de la expresión «trabajo en equipo». Si una orquesta o una banda de música tuviera el sentido de equipo de la mayoría de los EAP (equipos de atención primaria) no podríamos siquiera oír un pasodoble decente.

Aunque no podemos pedir a todos los estudiantes de medicina que estudien música para poder adquirir algunas de esas cualidades que nos vendrían bien, sí que podemos aprender mucho del modo en que los músicos aprenden y viven su profesión. O al menos es lo que nos cuenta Frank Davidoff en un artículo publicado en Annals of Internal Medicine en 2011, que he conocido gracias al twitter de Danielle Offri (internista y escritora). Todo un ejemplo de lo que las Artes pueden aportar a la Medicina si les permitimos entrar en nuestro mundo.

En resumen, Davidoff nos cuenta que hay varias lecciones (moralejas) que la música nos puede aportar. En resumen:

Jornadas de Medicina Narrativa (VI), 21 de junio: Los hábitos mentales en Medicina Narrativa.

«Habits of Mind in Narrative Medicine», de Ann Jurecic. Realmente podría traducirla por «hábitos de la mente», «hábitos mentales» o «patrones mentales», pero he preferido ésta hábitos mentales porque el tema del que nos habló Ann Jurercic fue  la necesidad de crear un modo diferente de pensar.

Empecemos por el principio. Ann Jurecic es profesora universitaria de Lengua y Literatura inglesa y se ha especializado en Literatura y Medicina. Su publicación principal es Illness as Narrative, y está preparando un nuevo libro titulado Habits of Creative Mind.

La narratología ha proporcionado a la Medicina Narrativa un marco teórico y un lenguaje para entender el modo en que las historias funcionan en la práctica clínica. También se han desarrollado marcos teóricos para proporcionar vocabularios y marcos teóricos para entender al papel de la escritura en eld esarrollo de una práctica clínica reflexiva. La Medicina Narrativa considera que leer debe ser una práctica en la que se compromete todo el ser, ya leamos un texto literario o escuchemos la historia de un paciente. Para la conferenciante, escribir debe ser también una práctica de todo el ser. De hecho, considera que solo podemos ser lectores expertos si nos convertimos en escritores expertos.

Pero el tipo de escritura que promueve no es la escritura profesional (la de las historias clínicas) sino una escritura que sirva para la reflexión y el encuentro con lo desconocido y la complejidad. Para ello es fundamental tener hábitos o patrones mentales de curiosidad, inventiva y atención. La cuestión es cómo podemos los sanitarios usar la escritura para practicar la curiosidad, la creatividad, la atentividad, compromiso, la flexibilidad y la metacognición hasta el punto de convertirlos en hábitos mentales, en prácticas inconscientes.

En resumen, nos invitó a desarrollar una serie de hábitos o patrones mentales imprescindibles para la práctica de la medicina: apertura, creatividad y reflexión. Para desarrollar estos hábitos nos invitó a usar la escritura. Y para analizar lo escrito nos invitó a dejar de lado el hábito de la sospecha que forma parte de la crítica literaria tradicional y adoptar una actitud de lectores.

No se trata de ser expertos en Medicina Narrativa sino de desarrollar una serie de comportamientos:

  • Curiosidad sobre el mundo y los otros. La escritura permite desarrollar esta curiosidad
  • Mente abierta: a nuevas formas de ver la vida, las ideas, etc.
  • Reflexión sobre nosotros mismos, sobre nuestra cultura.
  • Preguntarnos más a menudo. ¿Y que si…?
  • En el contexto clínico, prestar atención al lenguaje y a la interpretación que hacemos del lenguaje.

La cuestión no es centrarse en el estudio de la teoría de la narratología, sino en practicar la medicina narrativa, esto es: escribir, leer, escribir…No hay atajos.

Jornadas de Medicina Narrativa (II), Conferencia inaugural: Arte gráfico y medicina

Bueno, ya ha empezado.

Y empecé el día en la Tate Modern, donde pude contemplar creaciones como la de Francis Picabia Portrait d'un docteur«Retrato de un doctor» que da para mucho análisis, artístico y simbólico, a la escultura de Chez Zhen, que busca tener un impacto terCocon du videapéutico y meditativo, al expresar su propio camino con una enfermedad maligna hematológica.

Como ya comenté en otro post, el arte puede ser una heramienta de formación del médico, capaz de despertar su lado emocional, empatico y reflexivo, todos imprescindibles para un buen ejercicio de la profesión.

Pues bien, sin dejar el arte, comenzaré por comentar la primera conferencia. El conferenciante fue David Small, un dibujante o artista gráfico. El título: «The Sequencial Art of Illness» (algo así como el arte secuencial u ordenado de la enfermedad). David Small ha publicado una autobiografía gráfica, un cómic para hablar claro, en el que nos cuenta, imagen a imagen, su vida en un contexto familiar horripilante y con una enfermedad que lo dejó mudo duStitches (Reservoir Books)rante mucho tiempo. El libro es una secuencia de hechos, los sentimientos los ponemos los lectores, los significados los ponemos los lectores, pero para el autor, ha sido una liberación. Contar su vida, su enfermedad, le han servido para cerrar heridas abiertas (sin que  eso signifique perdonar). Resumió su intervención con una frase, de la que no recuerdo el autor: «si sacas afuera lo que llevas dentro, te sanará; si guardas lo que llevas dentro, te destruirá». El libro está traducido al castellano e incluso disponible en formato electrónico (kindle). Y, por cierto, el moderador fue Ian Williams, médico y dibujante, cuyo trabajo puede verse aquí y, de paso, he encontrado otra web dedicada a la intersección entre la medicina y el arte gráfico: Graphic Medicine.

Ya ven, la conferencia inaugural no la ha dado un médico, sino un escritor gráfico, para demostrar lo que Rita Charon mencionó en su presentación, la Medicina Narrativa busca ser un lugar común entre profesionales, pacientes y personas implicadas con la enfermedad en cualquier forma.

Medicina Narrativa

20130619-072258.jpg

Los próximos tres días estaré en Londres participando en la Conferencia «A Narrative Future for Healthcare«. Tal vez unos pocos de los que me leen, que ya son pocos, hayan oído hablar de la medicina narrativa. La primera impresión es que tiene que ver con la novela sobre médicos, supongo, pero va mucho más allá de eso. A mi me gusta pensar que es otro «programa» de los de Lakatos (u otro paradigma de los de Kuhn para los que prefieran esa terminología). Y que por tanto convivirá con otros ya extendidos, como la MBE.
La Medicina Narrativa se construye a partir de la filosofía y las teorías del conocimiento de la segunda mitad del siglo XX en las que el lenguaje y la narratividad ocupan un lugar central. Pero además nace de la necesidad de devolver a la medicina su arte y su humanidad, perdidos entre máquinas, hospitales, tecnificación y ciencia natural.
Según la definición de su principal exponente, Rita Charon, la medicina narrativa es la medicina practicada con competencia narrativa, es decir con las habilidades de absorber, interpretar y responder a las historias de los pacientes (sus narraciones). Habilidades que se aprenden más fácilmente en las facultades de filología que en las de medicina, la verdad. Pero tal vez es el momento de incorporarlas a nuestro maletín de herramientas, habilidades y conocimientos.
Puede parecer muy teórico, pero, en algún momento, digan a un paciente, de esos tan complejos que tanto nos desconciertan en AP: » cuénteme todo lo que crea que yo debo saber sobre usted para ayudarle» y pongan todos los sentidos en escuchar, sólo en escuchar, activamente, sin escribir, sin traducir a lenguaje médico lo que el paciente cuenta, inmersos en su historia, como cuando leemos una buena narración en un libro. Después escriban la historia del paciente, como si tuvieran que publicar una novela y no un artículo en Medicina Clínica. Y luego dejen que el paciente la lea. Sí, lo sé, en nuestras saturadas consultas parece una utopía, pero a veces tenemos la oportunidad, y de esos momentos se llena nuestra mochila de satisfacción como medic@s.

La Medicina Narrativa o Medicina basada en la Narrativa tiene un amplio cuerpo teórico publicado, y muchos artículos sobre su aplicación, tanto en clínica como en educación pre y postgraduada.os iré contando que da de sí está reunión, pensada para crear una red internacional de Medicina Narrativa. Pero también os iré contando, poco a poco, los fundamentos que la animan.

¿Por qué se huye de la Medicina de Familia? Una hipótesis sociológica.

Decir que la Medicina de Familia es la cenicienta de las especialidades clínicas en el MIR, año tras año, no es decir nada nuevo. A pesar de informes detallados (como el de Beatriz González, Patricia Barber y Vicente Ortún) que analizan las causas de esto, no parece existir un cambio apreciable en los últimos años. Sergio Minué, autor del blog el Gerente de Mediado publicó en abril un post sobre el tema (Elegir medicina de familia, ¿por qué no?). Se trata de un tema recurrente en estos meses pre y post elección de los nuevos MIR.

Yo no puedo añadir mucho, en cuanto a ciencia, a todas las aportaciones existentes, pero me gustaría proponer un nuevo factor, uno que no he visto en ninguna de las propuestas leídas a lo largo de estos años. Reconozco que, cuando un estudiante de medicina me pregunta, me falta tiempo para contarle el porqué yo volvería a elegir medicina de familia (aun sabiendo lo que sé y habiendo vivido esta especialidad, en diferentes papeles, en los últimos 12 años).

El nuevo factor que quiero introducir proviene de las teorías sociológicas. Solo es una hipótesis, basada en una experiencia, pero como todo en ciencia, hay que empezar por el cuestionamiento de la realidad para poder avanzar. Tal vez personas con más experiencia investigadora que yo se animen a buscar un modo de valorar la validez de mi percepción. Continuar leyendo «¿Por qué se huye de la Medicina de Familia? Una hipótesis sociológica.»

¿Debe una médica escribir un blog…u otros escritos?

Perdonen que lo escriba en femenino, pero como todos los títulos sobre este tema están en masculino, me apetecía dar un poco de presencia femenina.

Blog (1)En la última semana, bloguers con dilatada experiencia y renombre han hablado de este tema en sus blogs. Yo no tengo ni una cosa ni la otra, pero también voy a atreverme a dar mi opinión.

 Todo empezó con un artículo en El País: «Todo médico de primaria debería tener un blog», dónde se presenta y entrevista a Jesús Martínez, pediatra autor de «El médico de mi hij@». Este escritor, bloguero y activo participante de la web 2.0 defiende que cualquier médico de atención primaria debería tener un blog, especialmente para labores de educación para la salud, con notas y opiniones. Supongo que sería un modo de informar, pero también de dejarnos conocer por los pacientes. Así sabrían que opinamos sobre tantos y tantos temas de salud y otras cosas que se entrelazan en las consultas. Aunque él defiende que esos blogs estuvieran integrados en los propios servicios de salud. Continuar leyendo «¿Debe una médica escribir un blog…u otros escritos?»

Arte y medicina: ¿por qué sería útil enseñar arte a los estudiantes de medicina y a l@s médic@s?

Aunque para muchos el arte no tiene lugar en una ciencia como la medicina, lo cierto es que poco a poco se van publicando trabajos que justifican la formación humanística (y en esa formación, la educación en arte) en la formació médica.

El conocimiento que necesita un médico o médica para ejercer no se obtiene solo de la ciencia, hace falta ampliar el campo de visión. Por eso os adjunto el resumen, traducido, de un artículo que he encontrado en PubMed:

Naghshineh S et al: Formal art observation training improves medical students’ visual diagnostic skills. J Gen Intern Med. 2008 Jul;23(7):991-7.

Continuar leyendo «Arte y medicina: ¿por qué sería útil enseñar arte a los estudiantes de medicina y a l@s médic@s?»

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies