He vuelto a Twitter (X, digo, pero también sigo llamando “cortado condensada” al moderno “café bombón”). Y, lo que leo, lo que veo (lo que me muestra, realmente) ha disparado una idea en mi cabeza.
Como es más fácil explicar(me) si la escribo y si la dibujo (mal, pero ¿qué se le va a hacer?), aquí está mi reflexión.
Todos miramos el mundo a través de una ventana acristalada con marco:
El cristal, más o menos opaco, liso, ondulado, reflectante, etc. es el FILTRO a través del cual damos significado a lo que ocurre al otro lado.
El marco, de tamaño variable, nos permite ver más o menos. Aquí también influye la distancia a la que nos colocamos (llamemos distancia a las EMOCIONES, por ejemplo, sabiendo que no es posible colocarse tan lejos como para obviar su participación).
El marco y el cristal son nuestra ideología: el conjunto de creencias, valores, ideas, que nos ayudan a dar sentido a los hechos del mundo (ojo, que hay filósofos que explican que no existe eso que llamamos mundo, pero es otra reflexión diferente). Platón decía que vivimos en una caverna y si somos lo suficientemente eruditos podremos ver la luz y la realidad, pero es probable que nadie nos crea. En mi opinión (humilde y pobre) no creo que nadie pueda atravesar la pared (aunque algunos estén convencidos de haberlo hecho). Todo lo más, podremos ampliar lo más posible nuestra ventana y limpiar y pulir el cristal. Pero siempre quedarán cosas que ni sabemos que están al otro lado y la pared no nos deja verlas.
No temo a quienes tienen un filtro diferente para significar el mundo. Es necesario para ser conscientes de las diferencias. Temo a quien cree que no tiene cristal ni marco, quien cree que no tiene ventana y que el mundo es solo y únicamente lo que dice ver. Porque esos son los fundamentalistas en todo campo y espacio. Esos son los peligrosos. Los que son inflexibles, los que no miran más allá, los que no dudan de lo que saben y lo que opinan, los que son capaces de decir “el mundo es así porque yo lo veo”.
Tal vez,como soy muy miope, y ahora présbica, he aprendido a dudar de mis ojos. Tal vez, como he incursionado en diferentes saberes (ciencia, humanidades, artes) he tenido el privilegio de ver el mundo a través de los ojos de diferentes personas. Tal vez, como he cambiado de creencias a lo largo de mi vida, he podido andar en múltiples arenas movedizas. Y tal vez por eso no tengo el ¿privilegio? de estar segura de que lo veo es lo único real. Tal vez por eso creo que hay que sentarse, dialogar, compartir y buscar formas de convivir con quienes son diferentes a uno. Y tal vez, por pasarme los días en contacto con el sufrimiento humano, he podido palpar que el terror no siempre está en el otro, en el diferente, sino que puede estar en quien te parece igual a ti.
Y esto aplica a todo campo, sea la política, la vida, la medicina. Hay mucho más de lo que crees en el mundo, pero no podrás verlo si no ampliamos la ventana. Y solo puedes ampliarla si somos conscientes de nuestros límites (y de nuestra ideología).
Y la ventana se puede ampliar de muchas maneras: lecturas diversas, escuchando a personas diferentes, dudando, con la ciencia y las artes y con el contacto y el diálogo con otros (sin despreciar a nadie).
Solo son peligrosos los que andan con la verdad como bandera y la usan para golpear y excluir a los otros. ( e incluso para matar). Esos son lo que no deberían tener lugar en nuestro mundo.