A lo largo de la última semana se ha estado formando el caos en relación con las noticias alarmistas en relación con la gripe estacional. Muchos profesionales están llamando a la calma frente a un impacto informativo que da una imagen equivocada del problema.
Lo cierto es que ha coincidido con la relectura, por motivos académicos, de la introducción a la segunda edición española de un libro clásico de la Antropología de la Religión, Pureza y Peligro, de Mary Douglas. Resulta curioso como la lectura de temas aparentemente tan diferentes de la medicina, me despiertan reflexiones relacionadas con ella.
Lo que Douglas refuerza es que no hay tanta diferencia entre las sociedad primitivas y las modernas. Lo que cambia es simplemente el modo en que atribuimos la culpa, es decir, cómo asignamos las responsabilidades de las cosas que nos ocurren. En función de ello, modulamos la respuesta de la sociedad a los acontecimientos. En cualquier caso, ella insiste en que «en todos los lugares y épocas el universo se ha interpretado en términos morales y políticos«, «casi todas las enfermedades se utilizarán para definir un sistema de atribución de la culpa«. La utilización política (e interesada) del peligro es una constante en todos los tiempos y todos los pueblos. No podemos conocer el mundo totalmente, y la fragmentación de nuestro conocimiento hace que podamos dar interpretaciones en función de nuestros intereses (como sociedad). Y lo que la ciencia no ha conseguido es crear personas sin aspiraciones de dominio. Hay una politización de los discursos sobre el riesgo.
Por supuesto, una sociedad no elige voluntariamente a qué o quién va a atribuir las culpas de las desgracias, es algo que se va construyendo, de modo grupal, lentamente.
Y, ¿qué tiene esto que ver con la gripe? Bueno, aparte de que se está creando un ambiente de miedo y preocupación que puede llevar a acciones irracionales por parte de las personas, como tomar medicamentos inadecuados, saturar los servicios de atención sanitaria, dejar de acudir a actividades por el miedo al contagio, etc. lo cierto es que en los mensajes que he oído por la radio y la prensa me llama la atención la mención explícita a la situación vacunal cuando ésta es negativa (ha fallecido… y NO estaba vacunado). En el sentido de Mary Douglas, lo que se haciendo es «atribuir la culpa», es este caso, al irresponsable ciudadano que no se vacunó, y tal vez, al personal sanitario que no lo obligó a vacunarse por todos los medios disponibles. La atribución individual de las culpas es una constante de nuestra sociedad: si te ocurre algo, si no tienes éxito, ¡algo habrás hecho mal! El mensaje cala en la sociedad sin ninguna dificultad.
De paso, no hay que olvidar que en nuestra sociedad contemporánea casi no hay nada que no tenga detrás algún interés económico. En este caso, la industria productora de vacunas, distribuidores, medicamentos para la gripe, etc. Y tampoco que hay mucho de «poder». El mensaje oficial de «vacúnese, que es lo bueno para su salud», se ve reforzado con este tipo de noticias que pululan por los informativos. Algo así como un «lo ven, no se vacunó y miren lo que pasó. Si nos hicieran caso…La próxima vez nos prestarán atención.»
Lo curioso de todo esto es que no he conseguido encontrar una evidencia científica suficiente para apoyar todas esas declaraciones que intentan hacerme sentir culpable (por no vacunarme, sobre todo). La Cochrane, con todas las limitaciones que pueda tener, no ha encontrado evidencia científica suficiente para apoyar la vacunación antigripal. No digo que no se haga, pero debe hacerse con toda la información (a favor y en contra, y con su calidad científica bien establecida). Y con esa información, el que alguien muera o enferme gravemente de gripe es mala suerte y el resultado de sus condiciones de salud previas, no el resultado de su decisión individual de vacunarse o no. Llama la atención, por ejemplo, que en el boletín del ISCIII, se diga que el 47% de los casos hospitalizados graves por gripe en la temporada 2011-12 estaban vacunados (lo que hace la mitad de los ingresados). Y el 40% de los fallecidos también estaban vacunados.
Sinceramente, no me gusta que me traten como a una niña pequeña a la que le dicen lo que debe hacer, sin explicarle los motivos con fundamentos (ahora ya científicos) y encima quieran hacerme sentir culpable. Lo dicho por Mary Douglas sigue siendo actual: el interés de dominio produce atribuciones de culpa que intentan promover determinados comportamientos sociales por la via del miedo.
Sigue en vigor la información razonada y razonable de GripeyCalma, elaborada en la famosa «crisis» de la gripe A. También Juan Gervas ofrece información detallada y apoyada en la literatura científica. Por supuesto, en todos los organismos públicos encontrarán también información. Luego tomen sus propias decisiones.