
Voy a seguir con las incertidumbres que afronto en esta nueva etapa de mi vida profesional y personal como médica rural. ¿Qué ocurre cuando tus pacientes son tus vecinos y tus vecinos son tus pacientes?
- Hay un momento en medicina de familia (y más en medicina rural), que por la evolución de la vida, tus pacientes van a ir mal. Quiero decir que hay un momento en que se ponen malitos y necesitan ir al hospital, y hay un momento en que ya no los puedes curar. Hay momentos en tu vida en que algún vecino (y algún amigo) enferma, e incluso se muere.
Pero a veces tus pacientes y tus vecinos son los mismos.La mayoría de los médicos somos conscientes, en menor o mayor medida, de las implicaciones emocionales que tiene atender a nuestros familiares directos, e incluso a esos amigos que son «como de la familia». Y sabemos que el vínculo emocional puede nublar nuestra capacidad de tomar decisiones. Pero no solemos hablar de ello en los foros profesionales, y no he encontrado recomendaciones oficiales sobre el tema (aparte de un pequeño artículo en el código deontológico sobre certificados), y queda en la nebulosa del «sería mejor» que se trasmite oralmente, como las buenas historias.
La mayoría de los médicos agradecemos no tener vínculos emocionales estrechos con los pacientes complejos, los que van a ir mal porque la vida es así. Es mucho más fácil afrontar los desenlaces. Y el nivel de las preguntas que te haces después, los ¿y si hubiera..? es menor.
Pero entre tus familiares y los desconocidos, existe otro grupo de personas. Ese grupo es más numeroso dependiendo de la relación entre tu lugar de trabajo y tu lugar de vida personal, y depende también de los años que lleves en el mismo sitio, de tu vida social, de tu relación con personas fuera de la medicina, y de tu especialidad. Por supuesto, por causa de la cercanía personal, los médicos de atención primaria (seamos médicos de familia o pediatras) corremos el riesgo de tener muchas más personas en esa categoría. Llamésmoles allegados o conocidos, distribuidos en un continuo entre los que invitas a tu casa el día del cumpleaños de tus hijos y los que saludas solamente cuando se sientan a tu lado en el bar de la esquina.
Yo me encuentro en esa situación en la que el grueso de mis pacientes están en esta categoría. Sin ser mi familia, son mis conocidos (en un amplio rango de implicación personal) desde mucho antes de ser su médica. Y algunos se mueren y otros se complican (incluso en mis días libres) y sus familias siguen siendo mis pacientes y/o mis conocidos.
DicenJuan Gérvas y Mercedes Pérez , en un artículo en el que analizan su experiencia como médicos rurales, que el grado de implicación de un médico rural es muy variable. Desde el “yo solo vengo a trabajar” al “vengo a vivir aquí al lado”. Del grado de implicacion dependerá tu integración en el lugar. Pero, incluso hablando de empotramiento, mi situation es ligeramente diferente (tal vez deba llevar un registro y publicarlo en unos años). Yo ya estaba integrada en mi comunidad, como una vecina más. Y lo que ha cambiado es mi función en esta comunidad. De repente he pasado a ocupar un espacio nuevo, en una función eterna, el espacio del médico. No solo me tengo que acostumbar yo, también el resto de los vecinos.
La idea de cómo debe ser un médico, qué debe parecer, qué relaciones debe establecer, cómo se comporta, depende de la cultura de cada grupo concreto. Pero, en general, en el mundo rural, el médico (o la médica, más recientemente) es alguien que viene de la capital, de la ciudad, que pertenece, generalmente, a grupos sociales de mayor nivel socioeconómico, que tiene una experiencia vital desligada del campo y de lo rural. Incluso cuando vive durante años en el pueblo, su historia en el pueblo empieza cuando ya es médico/a. ¿Cuál es el impacto de conocer la historia de la médica desde el principio (y me refiere a cuando ibas en pañales, sin metáfora)? La verdad, me gustaría saber si hay alguna bibliografía sobre el tema.