AVISO: este texto no tiene referencias, pero con toda seguridad no es solo mío, nace de lo que soy, y soy muchas lecturas, conversaciones, películas, experiencias y contactos con otros.
Ponerse a escribir, a pintar, a crear se ha convertido en una pesadilla. El tiempo y la energía que se consume en buscar las referencias bibliográficas de cada idea, propuesta, fragmento de intuición es ingente. A veces, ni sabes de dónde o quién aprendiste qué. Y, a medida que aumenta el tiempo entre el momento actual y aquel en que diste tu primer grito, la cosa empeora.
¿Por qué esta obsesión por cada cita? Obsesión que empeora con el avance y uso de las nuevas tecnologías capaces de detectar hasta aquel suspiro tuyo que remeda el que otro exhaló tiempo atrás. A veces me resulta imposible saber si una idea que ronda mi cabeza es mía o la leía, la oí, la intuí en algún momento de mis ya varias décadas de vida y cientos de libros leídos.
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