Las vacaciones han supuesto un tiempo de desconexión, mental y física, del día a día, incluyendo este blog. Ahora toca volver y aprovechar el tiempo prestado a la reflexión. Tras varias semanas evitando conectarme he descubierto que he llegado a las 1000 vistas. Aunque nunca me plantée tener lectores fijos, reconozco que tengo, como todo el que expone sus ideas públicamente, el deseo de ser escuchada. Y me siento satisfecha y animada para continuar con este proyecto.
Estas vacaciones, sin viajes ni actividades especiales, me han permitido ver televisión, o al menos, tenerla encendida mientras hacia otras cosas en casa. Y me ha sorprendido, esta vez desagradablemente, la cantidad de anuncios que usan el reclamo de la salud. Alimentos que se presentan como medicamentos, medicamentos (o productos sanitarios) que se presentan como la solución a todos los problemas, etc. Me refiero a las campañas contra el colesterol con lácteos y margarinas, las campañas contra la osteoporosis con yogures, los ánimos a consultar por la eyaculación precoz, los botitos de alimentos para evitar tener que hacer de comer o que el peque/la peque se ponga de bronca en el almuerzo, los calienta-espaldas, etc., etc., etc. sin olvidar el famoso refuerza-defensas. Me pregunto cuántos de estos anuncios son vistos por mis pacientes. Y cómo, poco a poco, entra en su conciencia una angustia vital por la cantidad de problemas de salud que les acechan y la necesidad de luchar contra ellos, y cómo se angustian ante la necesidad de dedicar a la alimentación más dinero, para comprar productos más caros, que prometen la vida eterna, o al menos la eterna vida sana. Continuar leyendo «Publicidad: cuando la salud es el tema principal.»