Sí, pero yo no…

Imagen de pch.vector en Freepik

La España Vaciada no tiene población y eso ocasiona problemas (hasta los incendios se han relacionado con la despoblación), hay que conseguir que la gente vuelva a vivir en los pueblos perdidos, alejados, aislados, rurales. Claro, pero yo no. Yo prefiero la ciudad grande o pequeña, con sus recursos, sus opciones, sus teatros, sus hospitales, sus universidades…

No hay médicos en las zonas rurales, hay que conseguir que los médicos (las médicas, realmente) vayan a trabajar en esas zonas, pero yo no. Yo ya tengo unos años, prefiero un centro grande, sin guardias, sin emergencias en medio del campo, con apoyo de compañeros, cerca de los colegios de mis hijos, de los centros de decisión, de las oportunidades, de los contactos.

Hay que disminuir el desperdicio, la contaminación, las basuras… pero yo no. ¡Cómo voy a dejar el coche y limitarme al transporte público!Yo necesito independencia, libertad de movimiento. ¡Usar material reciclado! ¡Viajar menos!

Hay demasiada lista de espera en sanidad, hay que dejar de atender cosas poco importantes, pero a mí no. ¡Cómo no voy a ir por estos mocos, este catarro, esta duda, esta picadura!

Hay que mejorar los salarios, pero a ellos no: ¡qué sube el café, los hoteles, los servicios, la limpieza, las verduras!

Hay que arreglar el problema de la vivienda, controlar los precios, favorecer el alquiler para a vida y no para el turismo . Pero a mí no: que la casa del abuelo la hemos arreglado para los turistas y es una pasta cada mes, que me voy de viaje una vez al trimestre y siempre consigo un alojamiento en el centro de la ciudad, que ya no uso hoteles, que esos pisos vacacionales en un barrio popular son tan auténticos.

Puedes seguir la lista…

Nadie es perfecto, pero si no empezamos a pensar en colectivo y no solo en que los demás arreglen el mundo para que yo esté mejor (pero sin afectarme demasiado, que me gusta como vivo), esto está condenado. La suma de egoísmos terminará con todos ,salvo con unos pocos que siempre salen ganando, los que saben que “río revuelto, ganancia de pescadores. Y nosotros no somos pescadores, somos pescado.

Y si piensas que esto no tiene nada que ver con Medicina, Ciencia y Arte, ya que digo que lo que hace el arte y las humanidades a la medicina es enseñarla a pensar más allá de sí misma. Así que, si seguimos hablando de la poca salud de la población y de cómo eso afecta a la cantidad de trabajo que hay en medicina, tal vez tengamos que aceptar que parte del presupuesto de sanidad se debería dedicar a otras cosas que dan más salud. E incluso tendríamos que aceptar que los impuestos que pagamos (el sueldo médico es alto, en relación a la media poblacional, y tiene un IRPF alto) son el mejor modo de disminuir la cantidad de trabajo (esto es, la necesidad de asistencia de las personas).

Externalizando…

Imagen de vectorjuice en Freepik

Todo el mundo sabe lo que es externalizar, creo. Esa costumbre tan neoliberal de repartir cachitos de las tareas de tu empresa para que la hagan otras, habitualmente más baratas. En los servicios de salud es costumbre externalizar la limpieza, la lavandería, la seguridad, las cafeterías. Esto, en la cabeza de los gestores y políticos, suena a “menos empleados públicos”, “más barato”, “los problemas son de otro, a mí que me presten el servicio”.

Pero, en una lógica neoliberal, la externalización de servicios es una forma de “deshumanizar a las personas” que pasan a ser simplemente recursos, y más bien recursos materiales que incluso recursos humanos. No importa quién está prestando el servicio a tu lado, lo importante es que venga “alguien”. Alguien que no es de “los nuestros”, un extraño (aunque los conozcamos bien porque muchos trabajan año tras año a nuestro lado)

La externalización, como concepto también lo aplicamos en el día a día. Externalizar al otro es convertirlo en un “otro”. Me explico: estamos “nos-otros” y están “los-otros”. Sentimos afinidad, pena, sufrimiento, simpatía, compasión… por “nos-otros”. Pero “los-otros” termina por ser ajenos a nuestras emociones. No nos impactan demasiado. A veces, si atisbamos un segundo de afinidad, tal vez, nos apenamos, pero poco más. Pronto desaparecen del radar.

El mejor modo de conseguir que a una parte de la población no le importe la otra parte es transformar a estos últimos en “los-otros”. ¿Como se consigue? Destacando sus rasgos “malvados”, su “diferencia”, su “no es de los tuyos”, su “viene a hacerte daño”, su piel, su clase, su dinero, sus deseos, sus expectativas pueden ser diferentes, tú eres diferente, no eres de ellos. Se destaca a alguno similar que sea realmente despreciable (siempre hay gente despreciable en todos los grupos, incluso entre nos-otros). Y te lo crees. Y pasan todos los que se parezcan al grupo de “los-otros”. Esos que, según Judith Butler, no merecen ser llorados.

En la atención sanitaria, y en la medicina especialmente, hemos pasado décadas transformado en “los-otros” a los pacientes, en lugar de en un-otro. Tal vez porque gestionar emocionalmente que mañana puedo ser yo la que está al otro lado de la mesa supone un esfuerzo y energía ingente.

Esto también ocurre en la vida más allá de mí misma. Algunos humanistas y científicos sociales hablan de que la percepción de la naturaleza como “lo-otro” está en la raíz de nuestros problemas actuales. Al entender que es externo a nos-otros, siempre estará supeditada a las necesidades/deseos percibidos por nos-otros.

Me explico: yo veo mi brazo como parte de mi cuerpo. Si le ocurre algo a mi brazo, sentiré que me ocurre a mí. Así que no obligaré a mi brazo a cargar un bolso de 60 kg porque yo sufriré con ello, aunque me apetece un montón llevarme medio armario ropero al viaje. Si percibiera la naturaleza como parte de mi misma, no sería capaz de, por ejemplo, dejar perder el agua por el desagüe sabiendo que los arboles, que son parte de mi ser extendido, necesitan beber.

Todos los ejemplos, tan diferentes, nos llevan a la misma meta. Para proteger necesitamos sentir al-otro, lo-otro, como parte de un nos-otros. Necesitamos repensar qué es lo que realmente está junto y lo que está separado. Imaginaos que, de repente, nos demos cuenta, de que el dinero es un lo-otro, y la sonrisa del extranjero un nos-otros.

La enfermedad es el motor del mundo

Estoy sentada en la cantina de uno de esos campos de fútbol base que recorro fin de semana tras fin de semana en la mal-valorada tarea de ser chófer-animadora-pañuelo-madre de dos críos que juegan al fútbol en diferentes categorías. Intentando relajarme ante un café, llega a mis oídos los ecos de las conversaciones de las mesas vecinas.

Aún los árbitros no han empezado a trabajarse el ser centro de todos los intercambios de palabras, sean monólogos, diálogos o exabruptos. Así que el tema que más se oye es…🥁🥁🥁🥁🥁🥁🥁: la enfermedad, el malestar, ese médico/a, esa prueba nueva, que si las citas de mi privado ya no son lo que eran, y de la pública ni hablemos.


Diseñado por Freepik

Me contaban mis residentes que es lo habitual. En cualquier terraza, restaurante, cualquier espacio en que se reúnan dos o más personas, se termina hablando de las enfermedad que cada uno tiene, padece, se investiga; de las últimas pruebas, tratamientos, dietas, potenciadores de salud, consultas…a las que ha recurrido, pedido cita…

No es que esto sea totalmente nuevo. Cuando empezaba yo a ejercer la medicina, hace ya unas décadas, bromeábamos sobre las conversaciones de nuestras pacientes de mayor edad. De cómo el número de fármacos y enfermedades se convertía en una competición amigable, en la que ganaba la que estaba peor.

Eran tiempos en los que los espacios de conversación de las mujeres no-tan-jóvenes eran bastante restringidos. En las zonas rurales y en los barrios menos favorecidos, la sala de espera del centro de salud público, la iglesia y el patio de vecinas (si es que había). Los temas de conversación, con los hijos ya fuera de casa, los nietos sin llegar, y cansadas de hablar toda la vida de los maridos, se habían reducido. La enfermedad pasaba a ser el tema central. Siempre he pensado que hacer una etnografía de nuestras salas de espera, tanto en atención primaria como hospitalaria, daría para una interesante línea de investigación (ejemplos aquí, en página 25, y aquí)

Lo que cambia actualmente, es que quienes hablan de enfermedad, de citas, de nuevas pruebas y consultas, son los jóvenes. Agraciados tradicionalmente con la idea de la invencibilidad de sus cuerpos, de su salud y su capacidad para poder-con-todo, era muy raro verlos en las consultas en mis primeros años de profesión. Tan raro era que se hacían mesas en los congresos para imaginar cómo conseguir que vinieran y poder hacer sobre ellos esas tan maravillosas intervenciones sanitarias que conseguirían que siguieran sanos y no tuvieran necesidad de venir a la consulta en el futuro.

No sé qué hicimos. Ni siquiera si realmente hicimos algo nosotras, las médicas y enfermeras de familia. Tal vez ha sido otro fenómeno el que ha conseguido hacer sentir enferma a la juventud.

No quiero pensar, no por pensar sino por querer, que la causa fundamental ha sido convertir la enfermedad en un bien de consumo. Y digo la enfermedad porque la salud no da dinero. O mejor, sentirse sano no produce consumo. Y el consumo es el motor de la sociedad que construimos entre todos. Así que se hace necesario que todos (o la mayor parte) se sienta lo suficientemente enfermo en el presente o imagine un futuro de enfermedades posibles para moverlo a consumir servicios sanitarios (la nueva inversión top de los fondos buitres). Enfermo pero no demasiado, o no realmente enfermo. Los enfermos-enfermos-muy enfermos dan pérdidas y no interesan.

Del mismo modo y con las mismas técnicas que cualquier otro bien de consumo (sea una camiseta, el novísimo-último-modelo de móvil, el inconcebible-inimaginable rincón turístico pero vacío de turistas por visitar, el ultimísimo modelo de coche-que-te-habla para que no estés solo, el cacao-que-te-soluciona-el-día…) la promoción de servicios sanitarios te convence de que puedes evitar caer enfermo en el futuro si acudes hoy a la prueba de imagen más revolucionaria, de que cualquier pequeño-mediano-gran problema de salud se arregla con la llamada atendida-inmediatamente-no-importa-a-que-hora… Todo sea porque mañana estes de nuevo perfecto para seguir consumiendo y produciendo en la rueda del hamster de la vida contemporánea.

La enfermedad mueve el mundo, el económico también . Y ya sabemos que la economía (o las ganancias de unos pocos) son el motor que decide las políticas. ¿O no era así como debía ser?

“La vocasión es un masibón”*

*frase de autor desconocido (por mí) que rula por tuister y casi se ha convertido, de tanto repetirla, en un lema de acción.

Esta es una entrada de preguntas, porque solo desde las preguntas es posible volver a pensar. Preguntas con interrogantes, sin interrogantes, pero preguntas. Es decir, ideas que no responden ni solucionan nada. En esta recopilación de preguntas, algunas serán adecuadas y otras inadecuadas, unas ayudarán a avanzar y otras solo a entrar en una espiral de no-respuestas. Un borrador o “un texto-en-construcción” porque es un texto que no creo que pueda dar por terminado nunca.

La “vocación es la lacra de la medicina”, “nos explotan por culpa de la vocación”, “sin vocación estaríamos mejor”, “la medicina solo es un trabajo, como cualquier otro”…

¿Qué es la vocación?

Continuar leyendo «“La vocasión es un masibón”*»

Medicina de familia: otra filosofía es posible

Arte y ciencia. He tenido varias veces el debate sobre la condición de la medicina como arte. Con mucha frecuencia recibo como respuesta que la medicina es una ciencia y punto. Sin discusión, sin reflexión, no deja de ser una creencia.

La formación en filosofía de los médicos es casi inexistente. Los currículos universitarios se concentran en el aprendizaje de la biología, la fisiología y la patología. Como mucho unas pinceladas de bioética y de derecho para evitar meter la pata. La medicina irreflexiva y actuante como objetivo.

En este contexto, la medicina de familia no se ha construido de una manera diferenciada. Necesitada desde el principio de justificar su propia existencia en un mar de especialidades cada vez más estrechas, la MF se ha concentrado en defender unas habilidades, lugares y tareas que considera diferenciales (al fin y al cabo, solo eres especialidad si haces algo que no pueden hacer los demás):

Continuar leyendo «Medicina de familia: otra filosofía es posible»

IA en la consulta de atención primaria: ¿una solución para el problema equivocado?

Imagen de www.freepik.com

Publica el Dr. Casado una entrada sobre el proyecto de la Comunidad de Madrid de poner escribas digitales (sistema de «inteligencia artificial») para transcribir las conversaciones entre médico y paciente directamente a la historia clínica, ahorrando así tiempo a los profesionales, que podrán dedicarlo a otras tareas (probablemente a visitar más pacientes de los que ya se visitan hoy en día).

 Mi primera impresión es malpensar que simplemente se trata de dar uso a la última idea/gadget/app/negocio de alguien relacionado con las élites. Pero para nada surge de una reflexión profunda de cuales son los problemas que aquejan a la APS actual. Ni que decir que proyectos similares surgen por todos los lugares del mundo (este, publicado hoy, tiene puntos para que le den el premio a la mayor estupidez mundial organizativa en servicios de salud), especialmente aquellos en los que se piensa la atención sanitaria como un negocio similar al de repartir mercancía, donde la eficiencia se entiende como el mayor número de mercancía vendida por unidad de tiempo.

Escribir la historias clínicas es una tarea que consume tiempo. El tiempo de los profesionales es oro (especialmente en las cuentas de gastos). En la mente preoscura de los gestores-basados-en-ganancias bastaría con evitar que ese tiempo se consuma. Por supuesto, seguro que a alguien ya se le ha ocurrido (y verbalizado con casi toda seguridad) que lo mejor sería eliminar las historias clínicas. Pero algún abogado en la sala habrá recordado que las HC son documentos legales que hay que rellenar lo más posible y guardar para evitar denuncias y reclamaciones.  

De todas formas el problema es mucho más profundo que gastara una cantidad indecente de dinero en algo que no ni se sabe si tendrá algún beneficio, y si superarán los problemas. Por supuesto, para quien lo piensa, que probablemente nunca ha pasado una consulta, suena fantástico. Si el problema es que no tienen tiempo de escribir, que se escriba solo. Como cuando mi hijo me dice que la solución al problema de no querer hacer la tarea, es dejar de ir al colegio. 

Escribir no es una tarea superflua. La HC es más que un archivo legal de documentos. La IA no piensa, actúa.

Así que, como el tema es complejo, me voy a dar el lujo de escribirlo en varias entregas, y que cada uno lea, si quiere, lo que le apetezca:

IA en la consulta de atención primaria. PROBLEMA 3: fundamentos

Medical doctor at the table. Medicine and hospital, stethoscope and clinic, physician female character. Vector illustration. Imagen de http://www.freepik.com

¿Qué es la atención primaria?¿Qué hace una médica de familia en la consulta? Aconsejaría aquí leer un poco, o mucho, de lo que ya otros han escrito. Es fundamental comprender que la atención primaria es el lugar donde se atiende la complejidad, la individualidad de cada persona con un problema de salud o no, en su contexto de vida. Única e irrepetible, imposible de encajar en un algoritmo. Por supuesto que además hay muchos procesos repetitivos, sencillos y rápidos de atender. Pero incluso esos se integran en una atención que es longitudinal, que va de la cuna a la tumba (como gusta decir a los británicos), que va más allá de los datos y recoge vidas y una relación que es difícil de automatizar. 

La tecnología puede ayudarnos a solucionar los problemas de exceso de tareas irrelevantes. Pero es necesario pensar primero cuáles son esas tareas y luego buscar las soluciones (que no siempre serán tecnológicas). No puede ser que primero escojamos la tecnología y luego la pongamos en algún hueco que nos parezca. 

La IA puede facilitar tareas como emitir solicitudes de pruebas, integrar en la consulta los resultados de las pruebas sin tener que ir a buscarlos y escribirlos a mano (o copiar y pegar), ajustar automáticamente las dosis a las características de los pacientes, proporcionar automáticamente las recomendaciones para el cuidado en muchos procesos, construir los mil y un informes, recordar actividades y pruebas. Incluso podría ser que, en lugar de escribir con un teclado, pueda dictar las notas, facilitar las derivaciones, construyendo los informes, incluso podría permitir que los pacientes revisaran la consulta y tomaran decisiones a posteriori con más calma (no todo requiere una decisión en el momento). Puede incluso responder dudas básicas de los pacientes sin necesidad de acudir a la consulta (dudas como las derivadas de la complejidad del sistema sanitario). Pero no puede darme tiempo para pensar, ese me lo tiene que garantizar mi empresa. Y escribir la historia forma parte de mi pensar. 

No lo sé, seguro que colectivamente podríamos ofrecer muchas sugerencias.

Estoy de acuerdo con que el uso de mejores tecnologías podría ayudarnos a recuperar tiempo para estar con el paciente. Pero tengo muchas dudas sobre cual es el objetivo real de las empresas sanitarias: más tiempo para los mismos pacientes, o más pacientes para el mismo tiempo.

La tecnología, como la prescripción, es la parte final de un proceso de reflexión que debe empezar desde los fundamentos, sabiendo qué, para qué y para quién hacemos las cosas. Si no lo hacemos así, solo será otro peso que terminará con la esperanza e ilusiones de muchos profesionales y pondrá en riesgo la salud de las personas que atendemos.

IA en la consulta de atención primaria. PROBLEMA 2: la historia clínica como repositorio de datos

¿Qué es una historia clínica? Pues, desde hace algunas décadas, la historia clínica se define en base a su naturaleza de documento legal: derecho de los pacientes y deber de los profesionales, garante de la atención, prueba en cualquier juicio. 

Cuando llegaron los ordenadores a las consultas de atención primaria (en mi  área fue allá por el 2000, más o menos y no se terminó de informatizar hasta…nunca) se trasladó la idea de repositorio de documentos (con mejor letra) y de software de control de actividades y gestión. Hasta el punto persiste esta idea que es más fácil que te pongan una ventana extra para facturar que para hacer más sencilla la lectura de resultados.

Como resultado, la mayoría de HCE se han convertido en un sistema ilegible de datos, sin ninguna narración, difícil de consultar y que dificulta, más que facilita la atención. Por supuesto, es más fácil imprimir una receta (los planes de tratamiento) y ya no hay que rellenar los partes de IT en papel autocopiativo. Tampoco puede perder el mensajero los resultados de las pruebas. Pero creer que en eso consiste el proceso de atención a un problema de salud es ignorancia. A más datos,  más tiempo se necesita para integrar todo en el proceso de atención del paciente concreto. Más difícil es tomar decisiones, explicarlas y acordarlas (lo mismo que cuando compras un coche: si solo tienes un concesionario con una marca y un modelo es mucho más fácil que si te descargas las especificaciones técnicas de los cientos y un modelos que pululan por el mercado). 

Sin embargo, la HC es mucho más que eso (documento legal y repositorio de datos). La historia clínica es el proceso mediante el cual el profesional construye la narración del problema del paciente, introduce todos los «personajes», reflexiona y registra las decisiones tomadas (y sus porqués). Es el repositorio de la memoria del profesional y del paciente, y de su relación, la que le permite no tener que volver al principio una y otra vez, como en una día de la marmota permanente. Escribir es el modo en que se da forma a las ideas, intuiciones, corazonadas, propuestas, reflexiones, que se suceden incesantemente durante una consulta. Escribir es fundamental para pensar. Pensar es fundamental para cuidar a la persona que tienes delante. Cuidar es necesario para no hacer daño. No me cansaré de repetir que la historia se construye, no se registra.

El uso de escribas (humanos y, ahora, no humanos) tiene una larga historia a estas alturas. Hay bastante literatura científica publicada. Y no está claro que los sistemas de escritura autónoma (separados del profesional) tengan demasiada utilidad (más allá de registrar la información necesaria para facturar correctamente, que debe ser el objetivo último de los modernos sistema sanitarios, al parecer) sobre todo porque no se ha medido lo que realmente  importa (su utilidad clínica). Aunque algunos estudios parecen indicar que disminuye el peso del proceso de documentación y es bien aceptada por los profesionales, aun los estudios son pequeños y poco concluyentes, otros  encuentran aún muchas barreras y problemas por solucionar. Y parecen centrados en sistemas sanitarios como el americano, muy cargado de aspectos economicistas del uso de la HC,

Otras experiencias piloto hablan de los problemas que los profesionales encuentran al interactuar con estos sistemas (integración sin cambio en los flujos de trabajo, necesidad de corregir y editar, posibilidad de apagar por motivos de confidencialidad, etc.). 

En esta reflexión se analiza la necesidad de pensar qué es realmente una nota clínica y cuál será el proceso de convertir al profesional en editor,  en lugar de autor, de la historia clínica. Y nadie ha dicho que editar vaya a necesitar menos tiempo que escribir por uno mismo.

Por todo esto, creo que antes de ponerse a añadir nuevas tecnologías tenemos que revisar lo que tenemos, lo que queremos y tener claro como se integran. Pero también pensar que las tecnologías no funcionan al margen de los seres humanos que las usan. Nada servirá si quien tiene que utilizarla no la encuentra útil.

 

IA en la consulta de atención primaria. PROBLEMA 1: solucionismo tecnológico.

Physician or general healthcare doctor online service or platform. Doctor caring about patient health. Flu treatment. Online call. Vector flat illustration

Eduard Aibar analiza extensamente en El culto a la innovación (NED 2023) la ideología de la innovación inserta en el solucionismo tecnológico. Y cómo esta tendencia está enmarcada en el neoliberalismo como ideología económica, social y cultural. La innovación es la obsesión del siglo XXI, pero una innovación que se circunscribe a lo tecnológico, sobre todo a lo tecnológico con beneficio económico. No se deja margen para pensar la innovación no tecnológica, aquella que modifica los sistemas de producción y trabajo y las ideas, para mejorar la vida de todos.

En sanidad esto significa que no hay forma de que se piensen innovaciones que no lleven un aparatito o un software asociado. De hecho, se presume de eliminar a las personas necesarias para el cuidado gracias a las «innovaciones tecnológicas». Al mismo tiempo se ponen en marcha cientos y un proyectos de humanización de la atención. Supongo que son necesarios ya que están vaciando de humanos el cuidado.

La atención primaria, territorio tradicionalmente alejado de cualquier gadget (los hospitales han sido siempre el nido perfecto para cualquier nuevo aparato), se convierte de repente en un mercado inmenso, poco explotado y totalmente desconocido, al que los gurús de la IA han echado el ojo. Gestores y políticos más adeptos a la foto de un periódico que la verdadera intención de mejorar los servicios públicos se han convertido en el cómplice perfecto. 

Suena bien, puedo decir que pongo dinero, y si no sirve para nada, serán los profesionales que no saben usarla corretamente. La máquina no se equivoca nunca.

La ideología californiana, que analiza Aibar en el libro, presenta las TIC y la IA como herramientas que dan libertad a las personas, que ya podrán decidir sin tener que someterse a ninguna imposición por parte de otros poderes. Este articulo inglés es un ejemplo perfecto: ya no necesitará usted un médico de familia, podrá decidir cuanto, cómo y a dónde se hace su propia derivación y podrá tomar decisiones sobre su salud sin necesidad de consejo profesional porque podrá acceder a toda la información clínica que hay sobre usted. Por supuesto, a nadie parece habérsele ocurrido que tomar decisiones no solo necesita datos, también las herramientas (conocimientos, habilidades…) para interpretar los datos y darles sentido. 

La atención primaria tiene muchísimos problemas. Y la tecnología podría ayudar en algunos. Pero innovar es más que tecnología. Uno de los problemas, y no el menor, es haber transformado la salud en un bien de consumo más, a las personas enfermas y sanas en medios de ganar dinero y a la atención sanitaria en el negocio del siglo. Y eso no se cura con software.

Música y medicina

Esta entrada es parte de una pequeña tradición: escribir sobre música y medicina en estos días en que los componentes de la Orquesta Médica Ibérica nos reunimos para compartir algo maravilloso. Escribo sin leer lo previo (aquí y aquí) pero es posible que sea, a la vez, diferente y similar. Así somos los seres humanos. An English version here

Hoy empezamos. Tres días de ensayo conjunto y concierto el domingo. Es, a la vez, un tiempo de relajación y de estrés. Relajación porque el cambio de actividad, el hacer algo por placer, produce satisfacción y bienestar. Estrés porque, al fin y al cabo, supone exponerse. Exponerse a los compañeros y al público.

Por supuesto la pregunta que nos ronda siempre es: ¿que hacen un puñado de médicos y estudiantes de medicina montando un concierto sinfónico? Para los prácticos utilitaristas de la vida neocapitalista sería claramente una pérdida de tiempo y de dinero. Mejor nos dedicaríamos este tiempo a estudiar medicina. Sin embargo, estoy convencida de que esta experiencia nos hace mejores médicos. Sin lugar a dudas, también nos hace mejores músicos.

¿Tienen algo en común la práctica de la medicina y la práctica de la música?

Continuar leyendo «Música y medicina»

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies