Arte y ciencia. He tenido varias veces el debate sobre la condición de la medicina como arte. Con mucha frecuencia recibo como respuesta que la medicina es una ciencia y punto. Sin discusión, sin reflexión, no deja de ser una creencia.
La formación en filosofía de los médicos es casi inexistente. Los currículos universitarios se concentran en el aprendizaje de la biología, la fisiología y la patología. Como mucho unas pinceladas de bioética y de derecho para evitar meter la pata. La medicina irreflexiva y actuante como objetivo.
En este contexto, la medicina de familia no se ha construido de una manera diferenciada. Necesitada desde el principio de justificar su propia existencia en un mar de especialidades cada vez más estrechas, la MF se ha concentrado en defender unas habilidades, lugares y tareas que considera diferenciales (al fin y al cabo, solo eres especialidad si haces algo que no pueden hacer los demás):
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