Lo confieso, aún estoy en construcción. Mi estructura está rodeada de artefactos que siguen haciéndome crecer, cambiar, variar en mi superficie y en mi interior, aunque la vida alrededor no se para y tengo que funcionar, que recibir visitas, que interactuar con el mundo.
Nadie sabe exactamente como se me verá al final, porque cada cambio indefectiblemente altera la percepción que los otros tienen de mi parte más antigua. Ni siquiera yo puedo saber con exactitud cuando podré decir que estoy terminada, ni si lo estaré alguna vez.
Si se comparan diferentes partes de mí, se verá como conviven lo antiguo, negro de tanto roce con el mundo, y lo nuevo, inmaculado, casi sin daños perceptibles. Me estiro queriendo alcanzar el cielo y me esfuerzo por hacer moderno lo que siempre ha sido, las mismas historias, casi olvidadas.
Desde ayer comparto con muchas otras personas el tiempo y el espacio del 25 Congreso Nacional de Entrevista Clínica y Comunicación Asistencial. He aprendido a usar el lenguaje para provocar acciones con Valeria Pacheco y Cristina Gonzalez , me han enseñado que la ética es narrativa y la narrativa me puede enseñar ética, que somos historias, con Elena Serrano y Maite Cruz.
Hoy he decubierto que las emociones son básicas, que forman parte indisoluble de la consulta y de la vida y que no hay que luchar con ellas, sino reconocerlas y admitirlas, y que parar y hacer presente el presente es fundamental para ser feliz. Josep Borrell, Javier García Campayo y Victor Amat. Y esta tarde me acercan el valor de leer, a partir de Un Hombre Afortunado, de John Berger, y de la mano de Beatriz Ogando.
Lo que todavía no he escuchado es la queja omnipotente de todos los congresos de medicina de familia, «es que estamos quemados». Tal vez porque los quemados no vienen a este tipo de congresos o los que vienen a estos congresos están hechos de material ignífugo.
Lo dicho, me han añadido un par mas de ladrillos, alguna de mis torres ha ganado un poco de altura hacia el cielo. Sigo teniendo partes más viejas, ennegrecidas por la contaminación de los años, y parte nuevas, que aún requieren del tiempo para suavizar sus formas. Los matices de luz me hacen cambiar de visión, de ideas, de creencias. Crezco y cambio continuamente y no sé cuando me terminaré, ni cómo será el resultado, pero el proceso de construcción está resultando de lo mas interesante. Gracias a todos los que me ayudan a construirme.
En la cercanía de la Sagrada Familia, no he encontrado metáfora mejor para contarme.
Felicidades a los organizadores, a los ponentes, a todos los que han trabajado en el Congreso de Entrevista Clinica. Gracias por vuestro esfuerzo.
Estupenda metáfora para contarnos todos, por lo menos los que nos interesan estas cosas. Gracias por compartir tus construcciones.
Gracias a ti por compartir tu experiencia y conocimiento conmigo. Al final todos nos co-construimos. Así que, cuando tropezamos con personas con ese don para darnos nuevos ladrillos nos sentimos muy agradecidas. Abrazos